Esteban: Salve Redentora de las almas.
María Santísima: En este año mi corazón se turba de mucha tristeza pues son tiempos tristes de purificación. Vas a empezar a crecer en tu camino grande pero es difícil separar la parva del trigo. No te exijas tanto porque si no la criba tiene los agujeros demasiado pequeños y no se puede aguantar.
Esteban: Quisiera pediros por enfermos, por los que están aquí, por personas, para quitarle cosas de su camino, pero ante todo acepto la voluntad de Dios
María Santísima: ¡Ay cuánto quieres! Sigue amando. Amando se logra todo.
Esteban: ¿Vais a venir en Cuaresma todos los domingos?
María Santísima: Yo estoy aquí todos los días del año.
Esteban: ¿Podríais decirnos qué sacrificios debemos hacer en Cuaresma?
María Santísima: El sacrificio ha de hacerse con amor, y cada juez a su vez es juzgado, y cada alma dictamine sentencia según su conciencia. Pero humildemente el Cielo está necesitado de mucha oración.
Esteban: Sé que pido mucho, pero abra las puertas para la residencia, ilumínenos, ayúdenos.
María Santísima: El mundo no está preparado para este mensaje, por eso habéis venido vosotros a preparar el camino.
Esteban: ¿El Señor está contento con nosotros?
María Santísima: El Señor anda triste por el mundo. (La Virgen me da su escapulario para que lo bese). Y recuerda, si fuera fácil ¿qué mérito tendría? Ya llega el gran luto al mundo, estruendos, dolor y miedo, que no se os olvide que a mis elegidos no se rasgará ni la punta de un cabello.
Esteban: Madre mía, quiero pediros por un alma perdida.
María Santísima: Los tibios no merecen estar en la patena de Dios.
Esteban: Otra es por una amiga nuestra que tiene una lucha muy grande con su familia.
María Santísima: Cuando uno ha sido escogido por el Cielo, tiene una lucha grande con el Infierno. Que la Luz siempre brille. Si supierais cuánto os ama, estaríais todo el día dando alabanza.
Esteban: ¿Estoy haciendo las cosas medio bien?
María Santísima: No decaigas en la oración. Tú eres el pilar y debes ser el ejemplo.
Esteban: (Dirigiéndose a la gente.) De pie con las manos arriba.
María Santísima: Del Cielo y de su grandeza, del universo y su amor, y del Corazón de mi amado hijo, recibid las bendiciones de la Gracia, la sabiduría que inflama el corazón de misericordia de Dios habite en todas sus criaturas. Queda en paz.
Esteban: Vaya en paz Madre.