Esteban: Salve Redentora de las almas.
María Santísima: Hoy traigo un mensaje nuevo al mundo, reparador de paz que consuela a todos los atribulados. El mundo está en pena constante, cuando deberían vivir siempre con alegría. En la juventud se han perdido todos los valores y eso es importante que se vuelva a configurar. Hay muchas almas con dolor y sufrimiento, que se acojan al Corazón de nuestro amado Jesús que tiene el bálsamo para curar todas las heridas. No comprendes que son tiempos nuevos y la renovación es una obligación. Es como una casa que se rige por la viga maestra, todo se cambia menos ella. Se puede restaurar pero nunca cambiar. Las oraciones por África van dando su fruto. Tus manos son como dos volcanes que dan fuego aunque no se vea. Que no cese la oración. Me siento privilegiada de tenerte como hijo. Esteban: Y yo a usted como Madre, Madre mía. María Santísima: Y recuerda que siempre la sonrisa es la bandera del amor de Dios. Todo me halla y al Cielo todo le halla de ti. Que la humanidad tenga pensamientos hacia Dios y hacia lo bueno, que encauzamos nuestro camino con la mente. Escribe mucho y anda, anda camino. Esteban: ¿Adónde ando? María Santísima: Tú anda que Dios encaminará tus pasos. Esteban: Señora, tenga misericordia de los que están aquí y de los que no están aquí. Atienda sus súplicas. María Santísima: Mi corazón nada puede negarte y la unión de todos los corazones es la unión del Corazón de Cristo. Recuerda que todo es voluntad de Dios y si Dios lo permite es para bien de tu alma. En un país muy pequeño hay un gran cambio de terror. Nuevamente se moverán los pilares del mundo. En los sacramentos se halla la grandeza de Dios y la administración de ellos en Baza es para glorificación del Cielo. No es fácil, pero vuestra recompensa en el Cielo será grande y vuestro camino en la Tierra llevadero. Recuerda, lo de Dios a Dios y lo del César al César. Que se inunde el mundo de felicidad. Hosanna en el Cielo. Abrid los corazones. Inclina tu rosario y haz como siempre. La bendición de Dios que hace grandeza en la inmensidad, glorifique vuestras almas y su esencia queda impregnada como el grano de cebada cae en la tierra. Alegría que es el día del Señor. |
Esteban: Salve Redentora de las almas.
María Santísima: Aleluya, Aleluya, el Señor resucitó, Aleluya, Aleluya.
En la grandeza de Dios está encerrada la sabiduría y la paciencia. Con trabajo los virtuosos alcanzan todos los dones de la Misericordia de Dios.
Qué contento está el Cielo por la oración de Baza.
La oración de Baza eres tú.
Esteban: No, madre mía.
María Santísima: Es porque todos los corazones laten al son del tuyo.
Esteban: Tengo peticiones, por los que están aquí, por los que vienen por primera vez… interceda, cúrelos a todos.
María Santísima: A Dios le complace escuchar las súplicas que salen de tu corazón. Qué hermoso está todo.
Esteban: Me han pedido que pida por muchos de los que están aquí.
María Santísima: Acepta la voluntad de Dios con amor, pero son tiempos de Gloria, no de penitencias.
Las lágrimas de fuego todavía no han tocado la Tierra. Cuando la Tierra sea tocada ha de venir el gran renacer.
Seguid rezando que a Dios le complace la oración y sigue practicando la Eucaristía en todos los altares de la Casa de Dios.
Esteban: ¡Qué hermoso Madre mía, estáis cogiendo en vuestros brazos a todos los bautizados!
María Santísima: Al Señor le complace la Consagración a la Casa del Arco Iris, el Señor todo lo puede y todo lo hace.
Es un tiempo difícil para la fe porque el resurgir no empieza con las llamas grandes sino pequeñas y van tomando fuerza según la paja que les eche que desecha la esencia de lo que no vale.
Esteban: Quiero hacerle una súplica…
María Santísima: Son los tiempos de los cambios y todo ha de cambiar.
Esteban: Pero que no sea para peor.
María Santísima: Y sonríe siempre que es el escudo y la bendición de Cristo en la Tierra.
Sé fuerte, son tiempos de burlas, pero la grandeza de Dios quedará en su sitio. Dios todo lo dispensa y todo lo hace, todo es voluntad de Dios.
Esteban: Hay muchas almas consagradas.
María Santísima: Sí, veo mucha pureza de almas y de intenciones.
La Gloria del Señor, es voluntad de Dios el que hagas todo lo estipulado, y a Dios le complace mucho tu forma de hacer las cosas.
Hoy es corona de flores y cetro de fuego. Todo está constituido y todos debéis consagraros al Corazón de Jesús para que os proteja y os libre. Es un día de alegría y gozo.
No estés triste, que Dios se halla en ti.
Esteban: ¿Cuándo vais a volver?
María Santísima: Cuando tu corazón lo necesite.
Mi Corazón lo deposito y consagro al Santuario de la Rosa para que derrame bendiciones como el agua del ramo, y el Cielo derrama la vida a la Tierra.
El Señor os bendiga.
Esteban (a los fieles): Levantad el Rosario.
María Santísima: Todos quedan consagrados.
Recuerda, tu corazón late al mismo tiempo que el nuestro.
Escribe y anda camino.
Esteban: Adiós, Bendita mía, mi corazón es vuestro.