La casa del Arcoiris | Mensajes 2011
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Mensajes 2011

Esteban: Ave María Purísima. Salve Redentora de las almas, Madre de Dios y Madre Nuestra.

María Santísima: Toda rodilla se postra ante el Altar de Dios.

Esteban: Y ante Usted también.

María Santísima: Se dignifica el Cielo con la grandeza de Baza, la pureza de la sierpe hace que se dé fruto sano.

Esteban: Tengo que pediros por muchas personas y por sus peticiones. Qué bonito, Madre Santísima.

María Santísima: A mis hijos los Sacerdotes de la Casa del Arco Iris, deben seguir las directrices de su corazón, pues el Señor así las dejó estipuladas antes de su concepción, sabiendo que hay que trabajar por el Reino de Dios y un oficio tan divino como el de la consagración, todos los días ha de ofrecerse la Oblación Santa y Pura del Altar.

Esteban: Madre Santísima, no lo entiendo.

María Santísima: Podrán hacerse obras de misericordia, pero a Dios le complace más la Consagración para que en el mundo reinen los corazones en la unificación de todos los sagrarios y todos los Credos. Es realmente lo que le importa a Dios.

Esteban: [Hay un Cáliz dorado en las manos de la Virgen que reluce como si fuera oro].

María Santísima: Este es el Cáliz venturoso donde se halla la Santísima Sangre de Cristo, el que quiera seguir su destino ha de beberlo.

Esteban: Yo lo deseo, Madre.

María Santísima: Ese Cáliz venturoso se recibe en la Santa Eucaristía, es la Grandeza de Dios en el Cielo y en la Tierra. Nunca debéis olvidarlo.

En la Trinidad hay tres pórticos que se abren a lo divino, y en la vida y en la Santidad hay que recorrer cada uno de ellos. No os preocupéis tanto de lo humano. El manjar del alma es como esta rosa [lleva en las manos una rosa de color rojo], que se riega con el néctar de la fe y la constancia.

Esteban: Es hermosa.

María Santísima: Con el olvido y el abandono, se vuelve polvo [se convierte la rosa en polvo].

Esteban: Vos sabéis todas las cosas, quisiera pediros por personas que no han podido venir porque están enfermas. No necesito que me diga nada, solo haceros la petición.

¿Cuándo vendréis a visitarnos, Madre?

María Santísima: Yo estoy siempre aquí. Pero al ser tiempo de cambios, el Señor traza líneas de un día para otro.

Recordad que por mucha dificultad que venga, vosotros sois llamados “Hijos del Altísimo” y la protección de Dios y su cayado siempre os protegerán.

Sed puros como Dios os hizo, puros, y vivid gozosos la vida, encontrando en ella el Paraíso. Para el que ama al Señor nunca hay pena, estad siempre alegres que es la bandera de Cristo.

Me voy, pero pronto volveré. Recibo de vuestros corazones las alabanzas que se tributan a Dios y a su Santísimo Nombre. Y os pido que hoy las vueltas del Rosario sean del Dulcísimo Nombre de Jesús.

Esteban: Os amamos.

María Santísima: Con el rosario haz como siempre.

Esteban: [Me besa en la frente].

Esteban: Salve Redentora de las almas, salve Estrella del Cielo, salve Estrella complaciente.

María Santísima: A Dios le complace la obediencia, le complace todo lo que hay en ti. Son tiempos difíciles los venideros, pero para los que aman al Señor son tiempos de bajadas y subidas. En el mundo es el tiempo de la lágrima y caerán tantas que se podrá regar la tierra. El mal está luchando, está ganando batallas pero la Victoria de Dios triunfante es el logro de los Serafines. Cada vez que un alma se pierde es una lanza que atraviesa el costado de Nuestro Señor. Anda mucho y siembra mucho que hay que sembrar para que recojan otros, pero tú vas a recoger lo sembrado.

Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar. Ante la presencia de Dios yo me arrodillo.

Los corazones están tristes porque no saben escoger su camino, escuchen sus corazones y practiquen el verdadero perdón y verán con claridad como los caminos se ensanchan.

Esteban: Quiero pediros por algunas personas. [Esteban realiza sus peticiones.] Por muchas familias que tienen desgracias…

María Santísima: No son sordos los oídos de Dios ante tus peticiones.

¡Qué bien está todo! Y es momento de emprender todo lo nuevo.

Dios proveerá, hay que dejarse llevar por la mano cariñosa de Dios.

El Señor inunda los corazones con su amor, que es la miel más dulce y sabrosa, y reconforta a la humanidad con todos los dones conocidos.

Un nuevo camino y una nueva salvación. Traza y escribe pilares en la Tierra antes de subir al Cielo. Me honran y me alegran las personas que dedican su vida a la labor de Dios, pero siempre ha de hacerse con alegría, que es la bandera de Cristo.

La nueva bandera de estrellas que unificará a todas las naciones estará basada en el latido del corazón de Cristo.

En los tiempos nuevos, cuando el equilibrio se halle en todo y en todos, se recogerá todo lo que hay aquí sembrado y una fe firme y fuerte saldrá del pilar de la Tierra hacia el Cielo.

Me complace y me agrada regar a todos los que hay aquí presentes con el néctar del Cielo, que es el polvo de oro que acompaña a las almas venturosas.

Y anda camino, que tu presencia es evangelizante para la expansión de la Gracia de Dios. No estés triste, que Dios se halla en ti. Hoy recibís una bendición nueva: yo siempre estoy en vuestros corazones, mi santo escapulario.

Con el rosario haz como siempre.

La bendición de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Bendita sea la entrada triunfante de Jesús en Jerusalén, bendita sea su Ascensión a los Cielos y bendito sea el triunfo sobre los infiernos.

Esteban: Ave María Purísima. Salve Redentora de las almas, Madre de Dios y Madre de Misericordia.

María Santísima: Por Su Bondad, sus Dones y Misericordia es conocida la Misericordia de Dios, y sus milagros son proezas en el mundo. Para estímulo del que piensa que su cruz es la más cargada, hoy se obrarán aquí tres maravillas del Señor para que las cargas sean más ligeras y los corazones estén mas alegres.

En tu corazón se encuentra la llama que arde en el Cielo y tú eres la lámpara de aceite. Tu cuerpo a la vez que se quema, hace que la luz brille con más fuerza. Es necesario quemar lo humano para que en el Cielo brille lo divino.
Son muchos los corazones que palpitan al mismo son de Cristo.

A vosotros, la espada vigorosa de San Miguel, no sintáis abatimiento que la lucha de la luz se recibe con muchos cambios. Estad siempre alegres, pues no todos en su vida obran la Voluntad de Dios. Todos estáis escritos en el Libro de Oro de la vida, en el que cambian las palabras según la constancia. Buscad y hallaréis y agarraos con fuerza a los pilares de la fe, pues vuestra alma está ya suficientemente elevada.

No hay armonía en la naturaleza y mis hijos tienen abandonado el campo. A Dios le complace que toda la tierra sea como el Jardín del Edén, que no hay que cesar de mimarlo, cuidarlo, para que dé fruto abundante.
Vendrán nuevos cambios que harán que el mundo esté aun más dividido. Es muy importante la unificación.

Me complace y me halla que este Pilar Sagrado del santuario de la Rosa sea de color azul, y que en tus vestiduras el Domingo de Ramos vistas pétalos de rosa como carroza real fulgida, pues se halla Dios dentro de cada uno de vosotros.

Llega el tiempo de la predicación y es necesario que viajes mucho, pues el mundo está seco y tú eres la nueva Agua Viva que ha de regar los corazones para que den fruto en el vergel de Dios.
¡Qué hermoso está todo y cuánto amor recibo! En el Cielo tocan las campanas por la Gloria de Dios en Baza.

Estad siempre abiertos a lo nuevo, pero con precaución, ya que el lince se esconde entre el conejo y el león entre la liebre. El Señor está sembrando un campo de amapolas alrededor de Baza y en su corazón ha sembrado una azucena blanca. Ese es el Templo del alma.
Las proezas y las maravillas del Señor se encuentran en lo cotidiano. Hay que vivir la santidad diaria en las pequeñas cosas y la obediencia en los pequeños renuncios es donde se encuentra el camino a la perfección.

Son muchos los niños con don de santidad que han venido y van a venir al mundo, pero es una ola de oscuridad lo que rige la humanidad. No temáis, el bien siempre triunfa, pero el mal hace que el triunfo sea por caminos muy largos.

Alza el rosario. La bendición de Dios Padre Todopoderoso caiga sobre él y sobre todos.
Haz lo que tienes que hacer con él. Os cubro a todos con mi manto, que es la Gracia que habita en mí desde la concepción de Cristo, para que seáis protegidos en estos tiempos venideros.
El triunfo de los Serafines es la oración de Dios y Dios lo comprende todo, hasta las dificultades.

La constancia y no las excusas es lo que le complace a Dios, y anda camino, que andando siembras y hace falta sembrar mucho para que otro recoja. La paz de Dios habite en vuestros corazones.

Esteban: Y en el vuestro, Madre. Usted sabe nuestras peticiones, los que están más enfermos…

María Santísima: Busca la salvación de las almas, que la salvación del cuerpo vendrá de seguida.

Esteban: Salve Redentora de las almas, Madre de Misericordia y de la humanidad.

María Santísima: El mensaje que traigo es de dicha hacia el mundo. Este año ha de llamarse “El año de los Santos Redimidos”, pues son muchos los que con la semilla de la santidad han sido regados en la Tierra y este año es el momento de la fecundación en sus corazones.

Esteban: Quiero pediros por las personas que están aquí y por los que no están aquí y se acuerdan de Vos, por los sufrimientos del mundo.

María Santísima: No hay sufrimiento sin recompensa y la mayor recompensa es ponerse delante de Dios cara a cara. Son muchas las dificultades que se encuentran en el camino, no es necesario romper la montaña para hacer la vereda, simplemente hay que buscar el paso por donde nos deja pasar.

En el mundo hay gran tristeza, pero hay que hallar la alegría.

Cuando vengan los tiempos venideros, cuando el pan de la semilla del trigo no sea recogido en el campo, la tierra estará regada de tal amor, que convivirán la liebre y el león.

En el nombre de Dios te mando que vayas en mi nombre para ir al Vaticano, con la Concordia de Reconciliación entre los Credos. La aprobación del Dogma del Concilio Papal.

Esteban: Madre mía, ¿puedo mandarlo sin necesidad de que vaya yo?

María Santísima: El mensaje puede llegar a los oídos sin necesidad de que llegue por los pasos.

Tendrán que pasar dos Mitras Papales, que una de ellas será muy rápido, antes de la gran renovación.

Dios está sembrando en los vergeles del Cielo los dones que se reciben para vivir en el Paraíso. El mundo se halla perdido y es necesario un signo en el Cielo que los guíe a todos.

En el amor del Corazón de Dios hay una gran sabiduría cuando ama tal y como es a la persona, con su luz y su oscuridad, y a todos los encuentra venturosos, incluso a Mí.

Gracias y proezas, su misericordia es tal, que enaltece al humillado y al soberbio le muestra su lugar, y lo hace con tal amor que el alma se reconforta con gozo.

Esteban: Quisiera que bendijera mi Rosario, por quien Usted sabe, Usted lo sabe todo.

María Santísima: Tus peticiones no son sordas a los oídos de Dios. Sufre y ama, y ama y sufre que así la Gloria será.

Estad siempre alegres que tenéis la dicha de que Dios se halla entre vosotros.

La Bendición de Dios Padre Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.

No te atribules con lo pequeño, todo lo pequeño pasa.

Esteban: Obre sus obras de grandeza y milagros, Madre mía.

María Santísima: No puedo negar nada a quien todo da para Mí.

Esteban: Dígale a Dios que le amo.

 

Esteban: Salve Redentora de las almas.

[La Virgen lleva en sus manos un corazón y las manos manchadas de sangre.]

María Santísima:
Este es el sufrimiento que en el Cielo hay por la humanidad. Los hombres no se quieren unos a otros, no se acuerdan de su Padre Dios que está en el Cielo.
Nuestro amadísimo Señor, Bendito sea, espera de Baza una cosecha como ninguna para llenar los graneros del mundo. Con ellos se sembrará la fe y la reconciliación de Dios con el mundo. Dios no desea el martirio de los pecadores, desea su arrepentimiento.

Buscad dentro de vuestros corazones. En esta Cuaresma se están sembrando diversidad de dones y los frutos no se pueden abarcar en este Santuario de Dios.

Emprended el Escapulario de la Rosa, que representa a todos mis hijos con Rosario en mano, que son los pétalos unidos al corazón, que es el Corazón de Cristo. Las espinas del tronco son los sufrimientos del camino y el aroma, la fecundación en la fe que no se toca pero se siente.

En los manjares y en los deleites del alma se complace al Trino de los Serafines, en primer lugar, por ser los que guardan el Amor de Dios, en segundo lugar por ser los que sienten su tristeza y atribulaciones, y en tercer lugar porque son los que canalizan al mundo el éxtasis de su Corazón.
Pedid a Dios por medio de ellos, que a Dios le complace. Sed constantes en la oración, que a Dios le complace la oración de Baza.

Esteban: Le pido por el mundo entero, interceda para que en Japón se puedan solucionar sus problemas.

María Santísima: Son pocos los tiempos de tranquilidad, así que vivid hallándoos en Dios cada momento. En las almas atormentadas Dios siembra misericordia para vencer a Satanás y poder llevarlos a la Gloria.
Estás mas contento porque estás venciendo dificultades; así tienes que estar siempre. Si reflejas en ti el sufrimiento de los demás, nunca podrás mostrar la bandera de Cristo, que es la sonrisa en la cara.
Que bonito está todo, a Dios le complace y le halla. Pega tus pies al suelo y tu mente al Cielo para que, por muchos huracanes que vengan, tu fe sea inamovible.
A Dios le complace en esta Cuaresma obrar milagros para dar testimonio de que la presencia de Dios se halla en este lugar.
Muchos han sembrado en su vida para que vosotros recojáis ahora su fruto, sembrad vosotros para que otros recojan el día de mañana.

Esteban: Lo intento, Madre, pero es muy difícil.

María Santísima: A Dios le complace la constancia, no el triunfo.
En mi Corazón hay tres Rosas, cada una con una corona de espinas. Al acercarse a olerlas es imposible no pincharse, pero es mas grande la recompensa del olor que el sufrimiento. Y en la Gracia de Dios es más grande el amor y la piedad que la justicia.
Anda camino y no estés triste, que al son de tu corazón laten muchos corazones.
Pronto vendrá una renovación de la Cátedra Paparia que hará más flexible a los hombres llevar uno de los caminos de San Pedro.
Recibid esta lluvia copiosa de jazmines, y regala tu Rosario. La Bendición de Dios Padre Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Esteban:
Dígale a Dios que le queremos mucho.

Esteban: Salve Redentora de las almas, Madre de Misericordia.

María Santísima:
Benditos sean los corazones que estando en presencia de Dios están en su gracia. Aquí tienes el consuelo y el bálsamo. [La Virgen muestra su corazón a Esteban.]
Mi corazón es el corazón de Cristo del que mana la miel más dulce para la reparación de los corazones afligidos y gozo de las almas fervorosas. En ti se hallan los dones y la sabiduría, pero tu corazón esta en tribulación. Debes comprender que en ti se debe hallar siempre la paz y no atribularte por las cosas mundanas, pues antes o después todas ellas pasarán.

Esteban:
Quiero pedirle muchas cosas, ayúdeme a que esté tranquilo.

María Santísima: Un carácter fuerte es un pilar fuerte, pero todo hay que hacerlo con amor, hasta corregir.

Esteban: Quisiera pediros por todos los problemas de los que están aquí.

María Santísima: La mediación del Cielo todo lo halla y lo que se pide con amor de corazón a Dios alcanza.
Así como se pudre la fruta en el campo, se pudre la carne de mis hijos en el mundo. Los hombres deben elevar su mirada al Cielo y trabajar la tierra que está abandonada. Es lo que da el fruto para el sustento.
Cada cual en sí debe encontrar sus virtudes y trabajarlas para ser un árbol sano que dé fruta sana y su carne se limpie.
El primer aviso y la primera trompeta está tocada, faltan dos avisos para que Dios mande la purificación a la Tierra. Rezad mucho, con ilusión pues a Dios le halla.
La manifestación de los santos es la plenitud de la coronación de Dios en la tierra, así que cuando se les venera abrimos un pórtico a la Gloria uniendo los dos espacios.
El agua está turbia, rogadle a Dios para que no llegue a los manantiales.
No estés triste, recuerda que nuestro corazón está siempre contigo.
Que se rece el Santo Rosario en familia por la misericordia de Dios al mundo.
Todos sois un corazón, latid al mismo son y no permitáis que el demonio se goce con las separaciones. Recuerda que el que mucho ama, mucho sufre.
Anda camino, que andando sellas las ataduras de Satanás en el mundo. Y recibid todos la bendición de Dios Padre Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
No olvides que estoy contigo.

Esteban: Ave María, Reina del Cielo.

María Santísima: Al Cielo le complace la obediencia de Baza, pero el Cielo requiere la obediencia del mundo. Los corazones son desiertos porque en ellos no se cría el amor de Dios. La humanidad es yerma y estéril porque el hombre no conoce el amor de Cristo. El principio de la purificación ha empezado y los mensajes transmitidos para estos tiempos iban designados. Mi corazón siempre estará en los que aman a Cristo y la intercesión de Dios estará ante ellos. No puede permitir Dios que ninguno de sus corderitos se le descarríe. En los dones y la gracia de Dios está la sabiduría y la sabiduría la debéis utilizar los hombres para hacer más grande a Dios, no para vivir sin él. Hay muchos corazones que  laten a un mismo son y esto le complace a Dios. Sonríe siempre, que la sonrisa es la bandera de Cristo y no estés triste. Con la intensidad que ames, con la misma sufrirás.

Esteban: Le ruego por los que están aquí, especialmente ruego por Japón, que tenga paciencia el Cielo.

María Santísima: El Señor espera en el tabernáculo y sentado contempla cómo la piedra angular del mundo puede quedarse en él, pero ahora mismo son muchas las contrariedades del mundo y es necesario que haya equilibrio. Pronto nacerán en el mar tierras nuevas y nacerán tierras debajo del mar. Todo está estipulado y todo es voluntad de Dios.

Quiero la oración piadosa y no la forzosa y quiero que evangelices. Hoy llega un tiempo que si tú callas, hablarán las piedras. El mundo no está preparado para el mensaje de Cristo en su totalidad, pero está preparado para cosas mundanas. Dejad lo del mundo para el mundo y trabajad por la obra de Dios. Tu rosal ya está florido y la prueba superada. Es tiempo de plantarlo en otras tierras.

Hoy traigo una nueva devoción, que es la del Santísimo Sacramento en mi corazón, pues el pan vivo que bajó del Cielo y se fecundó en mi semilla plantó en mi corazón para que el mismo Dios reinase desde él, siendo yo su esclava y él siendo mi hijo y mi padre. Interceded ante los hombres, que sois las cadenas del rosario y podéis traer al mundo la piedad de Dios. Dios no castiga, recibimos lo que sembramos. La voluntad de Dios es la siguiente: Dios intercede por nosotros siempre para no pagar por nuestras maldades. Cuando Dios ve que el mundo necesita una purificación, se mantiene a un lado y nosotros recibimos todo lo sembrado. En el Cielo hay alegría por la oración de Baza y en la Tierra hay pena por los mensajes del Cielo.

Esteban: Qué fragancia más hermosa, madre.

María Santísima: En tierras muy lejanas donde no albergan al corazón de Cristo, obraré un gran milagro para intentar llevar a mis hijos al redil. Desde el Cielo hay pena porque son muchas las lágrimas del mundo que han de venir, que ni con el peso del martirio de todos los santos se puede desviar. Todo está muy hermoso y todo me halla en ti.

Esteban: Corríjame madre todo lo que quiera. […] Así lo haré. ¿Va a bendecir mi rosario? Gracias, Madre Santísima. [La Virgen besa en la frente a Esteban y él le besa la mano.]

María Santísima: La misericordia de Jesucristo descienda a la Humanidad desde Baza, que es la puerta del Cielo. Y la oración sea filial. Recibid la bendición de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Esteban: Tengo una petición.

María Santísima: El mar no se para, pero las misas y oraciones son un barco que pronto lo llevarán a su puerto.

 

 

Esteban: Salve, Redentora de las almas.

María Santísima: Soy mensajera de la paz y mensajera del amor de Dios. Que no estén tristes ni atribulados los corazones, que la misericordia de Dios es para todos mis hijos. Dios se fija en la humildad de Baza, pero la humildad está en el alma, no en los bienes. Qué bonito y qué grande está todo. Todo lo que hay aquí me halla y a Dios le hallas tú.

Las imperfecciones son necesarias para la perfección. Son tiempos de movimientos de tierra. Se morirá gran parte de los seres que hay en el mar y gran parte de los animales y de las aves y, en equilibrio, gran parte de mis hijos, pero todo es necesario para bien del mundo y bien de la humanidad. Dios cosecha en el mundo para sembrar en el Cielo.

Que no estén tristes los corazones, que yo estoy con todos vosotros y me complacen los corazones alegres que viven y sienten la presencia de Dios. Tus pruebas se están acortando. Es el tiempo del lirio y del triunfo de la presencia de Dios en la Tierra. El sacrificio que más le complace a Dios es la oración, la humildad y la obediencia. Hay que vivir sintiéndose un granito de arena, que todos pertenecen a un mismo monte y solos no son nada, Pero con la gracia de Dios, se unen y forman una roca más grande.

Coronada de flores estará para la toma de hábitos.

A Dios le complace mucho la oración de Baza, tus oraciones se escuchan en el Cielo. Lo que Dios no concede es voluntad de Dios de que sea así.

Esteban: Madre mía, preocúpese del mundo, preocúpese por las personas que me piden y guarde a la humanidad entera.

María Santísima: Las lágrimas de Cristo en el Cielo caen a la Tierra en forma de milagro, quien se acerque a los manantiales divinos a beber el agua viva, la presencia de Dios estará en él y no tendrá nada que temer.

Esteban: Quisiera hacerle otras preguntas.

María Santísima: Por hoy me voy, pero mi corazón se queda contigo. Sonríe siempre, que es la bandera de Cristo y evangeliza con tu ejemplo.

Esteban: Decidle a Dios que se le ama en la Tierra, y a usted también.

María Santísima: Siento el amor que hay en vuestros corazones, pero hay muchos de vosotros que no diferencian de lo humano a lo divino. No es tiempo de preocuparse de cosas mundanas. Es tiempo de la obra de Dios. Sonreíd, sonreíd, que en el Cielo claman las campanas por la gloria de Baza y yo os cubro con mi manto, que es la gracia que el Señor depositó en mí al concebir con mi vientre al mismo Dios. Y la bendición de Dios Padre Todopoderoso descienda sobre vosotros y la humanidad.

Esteban: A usted, Virgen bendita, ruegue por nosotros.

María Santísima: Siempre estamos rogando.