La casa del Arcoiris | Mensajes 2013
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Mensajes 2013

Esteban: Salve, Redentora de las almas, Madre de Dios y Madre Nuestra Amantísima.

María Santísima: Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar.

Esteban: Bendito y alabado sea por siempre.

María Santísima: Hoy se complace mi corazón en la Resurrección de Cristo. Son muchas las maravillas que Dios obra.
Los corazones no deben olvidarse que tienen un Padre en el Cielo que los quiere y vela por ellos, y todos deben llenarse de gozo y admiración sabiendo que el mismo Dios vela por cada uno de vosotros.
La salvación siempre debe ser individual pero la redención de una gran alma equivale a una salvación.
Es el tiempo de la victoria, que Cristo ha triunfado. Es el tiempo de echar las raíces en un sitio más elevado. Debemos ser árboles que alzamos las ramas al Cielo y tenemos las raíces en el aire, para que Dios vaya moldeando a nuestra persona según su deseo.

Esteban: Ya sabe todas las peticiones que llevo en mi corazón.

María Santísima: El Cielo no es sordo a vuestras peticiones, pero las cosas que ahora son sufrimientos harán que el día de mañana no lo sea.

Esteban: No permita que se pierda ni un alma.

María Santísima: Ese es el propósito de Dios, pero los hombres no quieren escuchar ni vivir con la presencia de Dios, quieren imponer el Dios del orgullo, y eso hace que tengan los ojos tan cerrados que no pueden ver ni la presencia de Dios, ni recibir el calor de su divino corazón.

Esteban: Madre mía, hay muchas dificultades en las personas, ayúdelas.

María Santísima: Todo vendrá a su tiempo, pero la fruta ha de madurar antes de cosecharse el árbol.
Hoy todos los que está presentes y todos los que está aquí su corazón, les derramo una bendición de bienaventuranza para iniciar su vida con la alegría y la presencia de Dios.
Todo lo que te manda Dios hazlo con gusto y alegría, pues el mensajero se convierte en el representante de quien lo envía, y sonríe siempre que es la bandera de Cristo.
Deja a un lado las pequeñas cosas que eso solo enturbia el alma. Y recibe el gozo del Cielo que se aviva y acrecienta el corazón.
La gran Reforma es la voluntad de Dios y está estipulada por el Cielo.
Los hombres solo tienen que ser plumas que dejen escribir la historia con la mano de Dios. Y recibid hoy la bendición de la Resurrección de Nuestro Señor, y hoy el mismo aliento de Dios os impulse vuestra alma.
Recuerda, regala tu rosario.

Esteban: ¿Cuándo vamos a volver a vernos?

María Santísima: Pronto, muy pronto volveremos a estar juntos, pero recuerda que yo siempre estoy contigo.

Esteban: Madre mía, dígale a Dios que en la Tierra se le quiere.

María Santísima: No en toda la Tierra, pero al menos sí en tu casa.

Esteban: Gracias, Madre mía, os quiero.

Esteban: Ave María Purísima, María Madre de Dios y Madre nuestra amantísima.

María Santísima: Hoy traigo un mensaje de paz y de gozo a la Tierra. El Cielo se alegra con la conmemoración de mi Hijo en Baza, y a Dios le complace que todos los corazones unan su oración para que en el mundo se escuche una sola voz y una sola palabra. Deben de buscar en su interior la llama viva de Jesús y propáguenla al resto del cuerpo. Pronto todo arderá en vivas llamas y la gracia del Altísimo habitará en la totalidad de vuestras personas.

El mundo está triste y afligido porque no entienden los designios de Dios, y la abundancia y la necesidad ¡son unos males tan pequeños!

En la vida hay prioridades más grandes: la paz de conciencia, la alegría y la fe, lo demás, sobra todo. ¿De qué sirve acumular lo terreno si la Tierra ha de quedarse en vacío? Hay que acumular en el Cielo, que es la tierra más fecunda que siempre da fruto.

Los ángeles tocan las trompetas por la entrada de Cristo en Jerusalén y por la entrada en Baza, que es pórtico de la Tierra, y es la nueva Jerusalén.

El corazón de Dios se complace por todos vuestros sacrificios, pero sobre todo por vuestras oraciones, y no se olvide que en Baza es siempre como Cuaresma, que la presencia de Dios está siempre, así que no olvidéis los Sacramentos y las oraciones.

Buscad la felicidad de la Tierra y la salvación del Cielo. Dios quiere la alegría y el equilibrio interior.

En la Tierra hay depositados muchísimos dones, pero el pórtico de la Gloria que hay en Baza tiene 9 arcos y tiene más varas que el Templo de Salomón.

No dejes que se mezclen en ti las rencillas del mundo, pues enturbia el agua. Las dificultades y los sufrimientos han de lavarse con lágrimas, pero el gozo del Señor se sostiene con la constancia, la alegría y siendo puros de corazón.

Son muchos los corazones que miran al Cielo, pero Dios para todos ellos tiene respuesta.

Esteban: Quiero pedirle por todos los que están aquí, pero en especial por ese niño enfermo. Obre un milagro. Se lo pido por el amor de mi corazón.

María Santísima: Nada niega Dios al que tanto ama. Y sé fuerte, pues eres herradura del caminante.

Que la bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo caiga sobre vosotros. Recuerda, regala tu rosario.

Esteban: Ave María Purísima, María, Madre de Dios y Madre de Misericordia.

María Santísima: Soy mediadora de Dios y mediadora de la paz. Mi corazón se inflama con la oración del mundo. El rosario es un arma muy poderosa, que derriba las barreras de Satanás y hace que el mundo, que es el vergel de Dios, se transforme en su paraíso. Son muchos los caminos de la espiritualidad del mundo y, aunque todos estén unidos con los lazos al corazón de Dios, es bueno, por el momento, que andéis con independencia para aportar la transfiguración de Dios a todas sus Iglesias.

Son muchos los corazones que laten con la esperanza de un cambio favorable, tranquilos, que el cambio llegará.  Llega el tiempo de la paz de conciencia y de entender que Dios, nuestro Padre, lo puede hacer todo, y cuando permite nuestro sufrimiento también es por nuestro bien. En el Cielo han florecido las rosas de Jericó y yo perfumo este santuario en los siete días para recibir el aroma del altar de Dios, que sana y limpia el cuerpo y el alma.

Sé fuerte y camina con el cayado de Dios, y pronto emprende el camino hacia Etiopía, y siembra y tráete la semilla para que Cristo se afiance en todos los corazones.

Esteban: Déme fuerzas, Madre.

María Santísima: Tú has dejado de ser cordero para ser león.

Buscad el equilibrio de Dios dentro de vuestro corazón porque sois el peso de las almas mediadoras, que son los que interceden por la misericordia de Dios.

¿Ves como tu corazón está lleno de amor de Dios? Pues el corazón de Dios es más grande que todo el universo y relumbra como el oro y quema como el fuego, da consuelo como el agua y calor como el abrazo de una madre.
Abrid vuestros corazones, pues el tiempo de la transmutación ha llegado.

Esteban: Escuchad las peticiones, yo sé que usted las sabe, pero escúchelas y perdóneme mis pecados.

María Santísima: Tus pecados están todos perdonados, pues esta mañana has confesado y a Dios le agrada que se confiesen los pecados ante sus sacerdotes, son los ministros de la luz, que pertenecen a la patena de Dios.

No estés nunca triste, y sonríe siempre, que es la bandera de Cristo, y prepárate para andar camino, que la voluntad de Dios se halla en ti.

Confía en nuestro Padre del Cielo, pronto verás las soluciones de todas las pequeñas cosas. Las grandes cosas son las del Cielo. Ama y sufre, que amando se acerca uno a Dios y sufriendo se acerca a la perfección.

Recibid la bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, y recuerda, regala tu rosario.

Esteban: Os quiero, Madre bendita.

María Santísima: Mi corazón se inflama de tu amor y tu pasión.

Esteban: Ave María Purísima. Salve Redentora de las almas Madre de Dios y Madre Nuestra amantísima.

María Santísima: Hoy traigo en mi corazón un gozo grande, un mensaje de Dios y es esperanza de la Tierra. Dios prepara a un batallón de ángeles para que sean fecundados y nacidos en la Tierra, y son las almas de luz que darán equilibrio y harán que la balanza se incline hacia la bondad.

Los sucesos que van a acontecer son todos para bien de Dios y grandeza de tu alma, y sé fuerte que a Dios le complace una de tus virtudes, que es tu fuerza.

Estrenad un corazón nuevo y un cuerpo nuevo. Es el tiempo de la regeneración divina y humana y la transformación a la luz del género humano. En el mundo se necesita mucha oración para que Dios baje su misericordia a la Tierra, y la práctica de los sacramentos.

El mundo anda como oveja sin pastor y hay que estar atentos, que hay muchos lobos que son la perdición del alma. Hay que tener intenciones rectas y sumarles la voluntad, y así la vida se convierte en un paraíso terrenal. El cambio ya está iniciado y es tiempo de alegría.

Interceded ofreciendo vuestro corazón por los países donde no se puede abrir el corazón de la fe, ya que en ellos está reinando Satanás y buscan la expansión. Ofreced y mandad el amor de vuestro corazón que frene las intenciones de lo oscuro. Y ahí está el primer caudillo negro que quiere llenar la tierra de tristeza.

Esteban: ¿Podría decirle algo? Quisiera pedirle por los que están aquí, Usted sabe sus peticiones.

María Santísima: Todas las peticiones son escuchadas por Dios.

Es el tiempo de Efrain, búscalo y traza el Camino nuevo, nunca se te olvide que la bondad siempre nace de Dios y si somos buenos es porque Dios obra por medio de nosotros. Todos sois hijos del Altísimo. ¡Qué dicha más grande! Si encontrarais a Dios en ese orden en vuestro corazón, la perla azul brillaría siempre por medio de vosotros, que es la puerta al pasado y al presente y es la comunicación recibida.

Es el tiempo de la verdad, es el tiempo de que Dios mire al hombre cara a cara. Es el tiempo en el que el hombre debe mirar cara a cara a Dios, dejar al lado sus debilidades y fortalecer sus virtudes. Es el tiempo en que los hijos emprenden la Obra del Padre.

Esteban: ¿Podría decirme algo sobre mi viaje?

María Santísima: Ya te lo he dicho. Busca en tu corazón, que allí todo se halla.

Esteban: Perdóneme, Madre mía, y que se haga siempre la voluntad de Dios.

María Santísima: Casi siempre la voluntad de Dios no va en la misma dirección que la humana, pero todo siempre es para bien.
El Cielo manda hoy sus ángeles para que depositen en los aquí presentes el don de la sanación, para que queden limpios de enfermedad y pecado, y sean fuertes como el cristal del Cielo.
A pequeños problemas, pequeños remedios, a grandes problemas, grandes sacrificios.
Recibid la bendición de Dios Padre Todopoderoso y abrid vuestros corazones, que baja lo estipulado del Cielo. Recuerda, regala tu Rosario.

Esteban: Adiós, Lucero encendido. Bendita seáis y gracias. Dígale a Dios que se le ama.

María Santísima: Más os ama Dios en el Cielo.

Esteban: Ave María Purísima.

María Santísima: Hoy son venturosos los corazones que suplican al Señor porque en la gracia de Dios hoy es suprema la abundancia en Baza. Debéis de ser fuertes y separar vuestros sentimientos del mundo. Si no se hace así, una gran tristeza se acumula en vuestro corazón y la sonrisa siempre es la bandera de Cristo.

Hay que dejar pasar las tormentas del día a día, que mueven la arena y hacen que la montaña se convierta en prado. Siempre, cuando Dios lo permite, es para bien.

Descubrid las grandezas del Cielo en las pequeñas cosas y sed felices como vuestro Padre lo es. En el mundo solo se necesita tener fe, lo demás, sobra.

En los obispos de Roma ha entrado una gran inquietud y no cesará hasta la gran reforma del cisma. Siete son los papados cortos antes del Gran Papado y de la gran reforma que unirá la Palabra de Jesucristo a su voluntad.
Aunque el mundo tenga tribulaciones, no es tiempo de tristeza, sino de alegría, que el tiempo de la Luz empieza a dar sus frutos.
Ve preparando tus pies y camina, que tu viaje se aproxima. No es necesario, de momento, saber más, pues así Dios lo estipula.
Recibid hoy todos la bendición de la Rosa, que se impregna en el alma y libra del purgatorio al alma más pecadora.
A Dios le complace muchísimo el amor en la oración en Baza y el amor en la Eucaristía, y a mí me complace mucho tu corazón, pero siempre con una sonrisa.
Todo lo que pasa en el mundo es voluntad de Dios. No vemos su obra completa, pero hay que iniciar el primer paso para iniciar el camino. Que Dios y la Paz de Dios reinen en este punto y en toda la Humanidad.

Esteban: Gracias y perdonadme por todo. [Nuestra Madre del Cielo ha bajado hasta mí y me ha besado en la frente. En ese momento, una fragancia de incienso y vainilla se ha extendido por todo el Santuario].

María Santísima: Recibid la bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y, recuerda, regala tu rosario.

Esteban: Salve, Redentora de las almas, Madre de Dios y Madre nuestra amantísima.

María Santísima: El reinado de Dios es el reinado del Cielo y de la Tierra, pero el reinado de María es solo el reinado celestial. Dios me ha dado poder sobre todo lo creado, exceptuando a Jesucristo. Pero el reinado de Dios no es reconocido en la Tierra. Es el Sumo Sacerdote y el Sumo Pastor, el Padre y el Hijo y el Sacrificio, la alianza blanca que purifica al mundo y traerá al mundo la paz y la esperanza.
Es un tiempo de resurgir lo nuevo, y lo nuevo tiene complicidad pero también discusión. No hay que renunciar a nuestras tradiciones, pues ellas hablan de lo que nosotros somos, pero hay que adaptarse a la inquietud cambiante de la energía de Dios que quiere transformar el mundo en un vergel y dar la oportunidad al hombre de que viva en el segundo paraíso.

Son muchos los caminos de salvación que hay en la Tierra; el más directo es el de nuestro Señor Jesucristo.

Al que mucho ama se le garantiza la redención, siempre que la fe le acompañe. No endurezcáis hoy vuestro corazón, que se llene de gozo porque lleva el cambio de la esperanza.

Dios escribe las soluciones de los problemas terrenales. Es el tiempo de que se lean en la Tierra. Todo es un por qué, y Dios entrelaza caminos para fortalecerlos y hacerlos más amplios.

Esteban: Tengo que hacerle algunas preguntas.

María Santísima: Todas tus preguntas están en tu corazón y pronto verás la respuesta.

Esteban: ¿Podría decirme adónde tengo que ir para realizar el viaje que me pidió?

María Santísima: A la tierra negra para avivar la esperanza de Jesucristo que se está apagando, y se ha de hacer cuando Dios disponga.
Todo se halla en Dios y Dios se halla en ti. Buscad la armonía de la Naturaleza y descubrid que Dios está en todas las cosas, que todo está vivo y hasta la caída de una hoja es voluntad de Dios. Entrad dentro de la armonía y descubrid cómo os acaricia el viento, cómo susurra la lluvia y cómo Dios se manifiesta en todas las cosas. El que mucho ama, mucho sufre. Buscad las cosas de arriba, que Dios se encarga de las de abajo. Recibid la bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, y recuerda, regala tu rosario.

Esteban: Decidle a Dios que le amamos mucho.


María Santísima:
A Dios no hay que decirle nada porque todo lo ve.

Esteban: Ayúdenos, Madre.

Esteban: Ave María Purísima. Salve, Redentora de las almas.

María Santísima: Hoy traigo un mensaje nuevo de paz y esperanza al mundo, que no se atribulen los corazones. El mundo está sumido en una gran oscuridad y es necesaria la purificación de las almas virtuosas.

No comprendéis que en el mundo y en la vida hay muchos dones, como los dones de tu corazón. Las almas están perdidas, no ven la virtud. Los parámetros de la virtud son tan estrechos que con un poco de amor se puede pasar por ellos.

Hoy claman los serafines por la grandeza de Dios en la Tierra. Nuevos mundos y nuevos tiempos y nuevos cambios en el Vaticano, que facilitarán el camino de Baza.

La mano poderosa de Dios está trenzado la escalera más hermosa de la subida a la Gloria y la deposita en Baza como salvación y puerta al Paraíso. Solo hay que agarrarse a ella y se elevará hacia el Altísimo.

Esteban: Son muchas las almas que hay aquí y muchas peticiones.

María Santísima: Sí, las escucho todas y veo en sus corazones.

Pronto has de iniciar un viaje para ir a defender los carismas de Cristo en la Tierra.

Hoy estáis como un trigo ardiendo y las llamas no cesan de crecer. Es bueno que se mantenga el equilibrio, pues si el grano arde muy pronto, el grano se pasa, y es largo el año y se necesita la cosecha.

Es tiempo de alegría y pronto tocarán las campanas de Baza. A Dios le agrada y le complace la Eucaristía de Baza y a Dios le complace la oración constante.

Hoy deposito este regalo dentro de tu corazón [La Virgen me enseña en las manos una piedra brillante y azul]. Es el equilibrio para el tiempo venidero. Ama y sufre, que sufriendo se acerca uno a Dios, pero amando se acerca uno más.

No busques soluciones, que las tiene todas dispuestas Dios. Es un tiempo nuevo y un andar nuevo.

Recibid la bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo y, recuerda, regala tu rosario.

Esteban: Salve, Redentora de las almas.

María Santísima: Hoy traigo un mensaje nuevo de paz, esperanza y amor. Mis ojos se entristecen de ver el sufrimiento del mundo. Son muchos los corazones que están abatidos, pues la derrota del sufrimiento es el triunfo de Satanás. El mundo no se puede olvidar de que tiene un Padre bueno que está velando por todos ellos y si son tiempos difíciles, en muchas ocasiones, se encuentra la tierra sin cosechas, así también se encuentra la vida del hombre, sin cosecha y sin esperanza para Dios. Los tiempos venideros han de ser buenos y siempre así lo son, y la fertilidad del mundo es encontrar la luz más cercana.

No penséis que no escucho vuestras suplicas y a Dios le complace, pero anteponed siempre la voluntad de Dios a la vuestra, pues todo tiene un significado. No endurezcáis vuestros corazones con el sufrimiento, más bien aprended y enseñad y no dudéis de la presencia de Dios que está siempre con vosotros.

Para Dios, cada uno de vosotros sois un latido de su corazón y no puede vivir sin uno solo de ellos.

Esteban: ¿Vais a venir todos los domingos de Cuaresma?

María Santísima: Sí, pues así a Dios le place.

Llegan tiempos nuevos de alegría para la Casa del Señor. Cesen los lutos y los llantos, que llega el tiempo de la Resurrección, y que Dios magnifique la Obra de Dios en Baza. No comprendéis que la dicha más grande la tenéis vosotros, pero sois como niños con muchos regalos y no le sabéis dar importancia porque lo nuevo llama y lo viejo aburre.

Escuchad siempre vuestro corazón, que Dios escribe con su pluma los versos mas hermosos y las contestaciones a las preguntas más delicadas.

Esteban: Tengo algunas preguntas, una es que creo que tengo algunas promesas que no me acuerdo y otras que no puedo hacer.

María Santísima: Con el amor se compensa, y por tu amor, a ti todo se te perdona.

Esteban: Gracias Madre mía.

María Santísima: Pero dadle importancia a vuestra palabra, en adelante, lo que se promete que no sea en balde. Yo no necesito promesas, necesito obras.

¡Qué hermosos está todo! y ¡qué hermoso está tu corazón! El Tallador divino lo ha esculpido para que sea la Obra y la Piedra Angular de esta Casa. Es tiempo de arrancarlo todo y es momento de iniciarse. Dios abre los caminos porque ha llegado el momento.

Ya sé que tienes muchas peticiones pero las escucho todos los días. Ama y sufre que así se alcanza la perfección. Recibid la bendición de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.

“En el mundo hay una luz

Que brilla más que el sol

Es el Sagrado Corazón de Jesús

Que en Baza se apareció”.

Esteban: Gracias Madre.

María Santísima: Gracias a vosotros por vuestras oraciones.

Esteban: La quiero Madre, la queremos, y perdone nuestros pecados.

María Santísima: El perdón y la Misericordia los concede siempre Dios al que mucho ama.