Mensaje de María Santísima de la Soledad en Baza el 14 de febrero de 2021
Esteban: Madre de Dios y Madre Nuestra amantísima, tenga misericordia de la humanidad, se lo pido de corazón, por el mundo entero.
María Santísima: Soy Reina y Madre de misericordia y soy mensajera de Dios y de un mensaje de paz y de amor al mundo. Que no tiemblen vuestros corazones, que el mundo está sufriendo una gran tribulación. Esta tribulación pronto pasará. La luz al mundo está llegando y debéis estar preparados. No son tiempos fáciles, son tiempos donde se separa la parva del trigo. Son tiempos donde Cristo manda soplar el viento para apartar la paja del grano. Son tiempos de purificación, de luz, de pureza y de amor. Estos tiempos pasarán pronto, pero no ha de pasar la purificación de la Tierra. Igual que ha sido disminuido el género humano, va a ser disminuido todos los seres vivos de la Tierra porque la Tierra necesita un equilibrio, un equilibrio de paz, de amor y de luz. El mensaje no está llegando a los hombre y los hombres no dirigen su mirada hacia Dios y no dirigen su mirada al Tabernáculo divino. El hombre solo quiere su ego, y el ego es el triunfo de Satanás. Camina, y camina con fuerza, que Dios está contigo. Sé tú mismo y aprende que todo lo que eres tú, le encanta a Dios, especialmente tu amor. Pero debes de dirigir tu amor hacia ti mismo. Es mucha la enseñanza que trae Dios a la Tierra y son muchos el despertar de luz, de amor y de conciencia elevada, pues son tiempos nuevos y un resurgir del género humano a lo divino y lo divino a lo humano.
No te atribules, que Dios siempre está contigo y Dios siempre escucha tu corazón. Haz siempre lo que tu instinto de marque, porque el instinto lo marca lo divino y el Espíritu Santo en el primer pensamiento, da el golpe de templanza a la conciencia.
Esteban: ¿Va a venir todos los domingos, madre mía?
María Santísima: Sí, pues así lo dispone lo divino. Son muchísimas las almas que se están desprendido de la Tierra y todavía faltan por desprender muchísimas más. Unos son mártires, otros pagan con su vida el pecado de los suyos y a otros les sirve de liberación, pues era un gran sufrimiento lo que tenían en el mundo. Son tiempos nuevos y hay que vivir en lo nuevo. Lo nuevo es la alegría, Dios quiere la felicidad en la Tierra. Dios está sembrando y está cosechando a la vez que el trigo va granando. Son tiempos de cambio, pero tiempos de luz. No temáis, que ni una raya del pelo de vuestra cabeza se dañará, porque para los escogidos y los elegidos de Dios no vienen estas tribulaciones. Es tiempo de crecimiento , crecimiento del alma, de la conciencia, de la inteligencia, de la fe y del acercamiento a lo divino. Es tiempo de despertar a la luz.
¡Qué hermoso está todo y cuánto me gusta el amor de vuestros corazones, en especial el tuyo!
Ama mucho y deja de sufrir, porque el que se halla en lo divino, tiene que vivir con una conciencia más grande, un despertar a la alegría, un despertar a lo efímero encontrando la felicidad y la presencia de Dios en todas las cosas, en todos los acontecimientos, incluso en los que no nos agradan.
Hoy derrama Dios en el mundo en este Santo Lugar una bendición que traspasa al mundo entero, prometiendo que todo aquel que escuche o lea este mensaje, que es bajado del Cielo, estará protegido junto a todo lo suyo.
No tiemblen vuestros corazones aunque se mueva la Tierra, no tiemblen vuestros corazones aunque salga el fuego del interior, que no tiemblen vuestros corazones aunque los aires partan los árboles, porque Dios está en el mundo, Dios está en todos nosotros y como lo suyo que somos, Él velará por nosotros y por nuestra protección.
Del Cielo viene lo divino y del Cielo viene la consagración. Que se unifiquen todos los credos del mundo para alabanza y gloria de Dios en el Cielo, y los cristianos, bajo la oración del Santo Rosario, supliquen la misericordia divina por todos sus hermanos que se hallan en la oscuridad.
Hoy en el mundo ha sido liberada una gran conciencia para que despierte en las almas que abran su corazón.
Vive feliz y recuerda, eres de Dios y para Dios. Lo que nace en tu corazón, síguelo.
Esteban: Madre mía, quiero hacerle una pregunta por lo que usted ya sabe.
María Santísima: El triunfo de Dios es inminente, pero todavía no se ha realizado en plenitud.
Recibid la bendición de Dios Padre Todopoderoso y la esencia de las flores que hay en el altar de Dios, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Recuerda, regala tu rosario y, recuerda, Yo siempre estoy contigo.